martes, 9 de diciembre de 2014

Papilla de frutas: una merienda muy nutritiva

Madre dando de comer a su bebé

Las papillas son alimentos más completos que los biberones pero para poder empezar a digerirlos del modo adecuado y con seguridad hay que esperar a que su propio intestino esté correctamente formado y que el bebé sea capaz de mantener recta la cabeza mientras come para evitar los peligros de un ahogamiento.

¿Cuándo empezar a darle papilla al bebé?


Es a partir de que los bebés cumplen cuatro meses cuando empiezan a poder digerir alimentos y también es cuando empiezan a necesitar más nutrientes que los que le ofrece la lactancia materna o los biberones. El paso de tomar pecho a otros alimentos más contundentes se hace de forma progresiva y prestando atención a la reacción de los niños. Es en esta edad temprana cuando pueden detectarse las primeras alergias o intolerancias a determinados alimentos y es importante a la menor sospecha (vómitos, fiebre,...) consultar con el médico. 

Papillas y frutas para Merendar

Los alimentos son nuevos para el bebé, que no está acostumbrado ni a la textura de la papilla ni al sabor de estos nuevos alimentos. Una de las mejores formas de ir introduciéndolos en su alimentación es a la hora de la merienda y para entonces no hay mejor que la papilla de frutas. La papilla de frutas ofrece numerosas posibilidades a la hora de programar meriendas. Gran cantidad de sabores diferentes que ayudarán a que el niño de apenas unos meses de vida se vaya adaptando a esas novedades y a probar cosas diferentes. 
Bebé con una cuchara
Además, se trata de una merienda con gran aporte vitamínico que se combina con leche. Para que tanto la ingesta como la digestión del bebé se produzcan de la forma más saludable posible, lo recomendable es empezar con papillas de frutas que no tengan sabores demasiado especiales. La manzana, la pera o el plátano son lo más recomendado para las primeras meriendas. Para más adelante se introducirá la naranja, las fresas o las ciruelas.

Son los productos más generalizados para las papillas de fruta, pero si el niño tiene necesidades nutricionales especiales o se detectan alergias se ha de consultar con el pediatra qué alimentos son los más recomendados. En un intento de que los bebés no sean reacios a estos nuevos sabores de la merienda la fruta a utilizar en la papilla es preferible que esté madura y si no es así puede hervirse un par de minutos para que resulte más suave para el bebé.

Claves de la lactancia materna



Lactancia materna
La mayoría de los bebés están dispuestos y con ganas de mamar desde la primera hora después del parto, y su instinto de succión ya es muy intenso. Así que no tengas miedo, estás haciendo lo correcto: amamantar precozmente facilita a tu bebé una correcta colocación al pezón y una mejor toma de la leche. Ambos tenéis que aprender, no te pongas nerviosa porque las primeras veces no lo consigas. Sé paciente y transmite a tu bebé tranquilidad con tus gestos.


Como buena mamá primeriza debes ofrecer el pecho a tu bebé bastante a menudo, tanto por el día como por la noche. Estas primeras semanas será una de tus principales tareas y pasarás mucho tiempo dando de mamar a tu hijo. Un recién nacido suele mamar entre 8 y 12 veces a lo largo del día, así que no esperes a que le toque. Simplemente ofrécele el pecho cada vez que busque o llore, para darle un buen suministro de leche y asegúrate que succiona correctamente y en una buena postura.
¿Sabías que cuanto más mama tu bebé más leche produces tú? En general, todas las madres producen la cantidad suficiente de leche que necesitan sus bebés, pero si tú notas que tienes poca leche puede que se deba a que la posición del bebé o el agarre del pecho no sea la correcta y tú bebé no consigue vaciar bien las mamas. Puede también que no notes la subida de la leche pasados los primeros meses. A medida que pasan las semanas tu hijo se vuelve un experto y tarda menos en hacer su toma. Si ves que el bebé está tranquilo y que moja cuatro o cinco pañales al día, es que está tomando la leche suficiente.


Consejos para mejorar la lactancia materna


Bebe tomando el pechoCon los biberones de ayuda de leche artificial, el bebé dejará poco a poco de mamar pues succionará menos y, por consiguiente, tú dejarás de producir tanta leche. Si quieres seguir amamantando durante largo tiempo, debes plantearte alimentar exclusivamente a tu bebé con leche materna. A partir de los 6 meses el bebé ya estará preparado para empezar a tomar alimentos distintos a la leche materna que podrán empezar a comer poco a poco.


Un recién nacido suele mamar entre 8 y 12 veces al día 

No todas las madres pueden dar pecho a sus hijos. Consulta a tu médico o matrona si es conveniente que lo amamantes en el caso de que padezcas alguna enfermedad o infección. Si tienes alguna afección cardiaca, renal o anemia puede que no sea conveniente para tu salud. Tampoco es aconsejable en ningún caso si padeces de tuberculosis, sida o hepatitis B. Si estás tomando medicación regularmente, como antidepresivos, para la hipertensión, anticancerosos, o similares, estos medicamentos pueden pasar de tu cuerpo al del bebé por la leche... en definitiva, debes cuidarte tanto tú como cuidas a tu hijo y ser responsable en ambos casos.

Ventajas de dar pecho al bebé

Muchas ventajas tiene la lactancia materna en la alimentación de los bebés. Estudios
varios demuestran que la leche materna tiene más de cien ingredientes que no contiene la leche de vaca ni la leche en polvo. La leche natural también va cambiando conforme cambian las necesidades del bebé. Tampoco produce alergia en la mayoría de las veces, frente a otras leches, que suelen tener una incidencia del 10% de alergias en los niños. Además la leche materna es rica en la proteína lactalbúmina, que protege frente a cólicos, gases y salivación excesiva. También a través de la leche materna estamos enviando anticuerpos al bebé, que lo fortalecerán frente a posibles catarros, infecciones y otras enfermedades.

En definitiva, la lactancia materna es la mejor forma de alimentar al bebé durante sus primeros meses de vida, además que refuerza más el vínculo afectivo madre-hijo de cara al resto de sus vidas.